13 de febrero de 2014

A Cambodian Little Summer in the Middle of Winter

Os he tenido un poco abandonados durante los últimos días. Consecuencias de las vacaciones del Año Nuevo Chino. Estamos en pleno invierno y en Shanghai se presenta bastante duro, frío y húmedo. Si tienes una semana de vacaciones entre enero y febrero, no te lo piensas y buscas cualquier lugar con temperaturas agradables, sol y algún trocito de arena en el que poder ausentarte, relajarte y hacer la fotosíntesis cual vegetal durante siete días. Esta vez tocaba Camboya pero no tenía grandes expectativas. Exceptuando los templos de Angkor Wat (lo siento, pero he tenido que dejarlos para otra futura escapada porque de repente todos los chinos quieren visitarlos y los vuelos se vuelven prohibitivos en vacaciones), sólo me habían llegado comentarios no muy buenos sobre el sur del país. Mucha pobreza y mucho turismo sexual. Pobreza la hay y se te revuelven un poco las tripas cada vez que te cruzas con un niño de no más de 6 años recogiendo botellas y latas usadas a las diez de la noche, cuando debería estar en la cama; o el caso de la niña que llega a la isla de turno (todavía medio dormida en brazos de su madre tras la travesía en barco de una hora y supongo que el previo madrugón para llegar al puerto) y se pasea completamente sola por la playa y el embarcadero mientras su madre está trabajando. Más allá de eso me he encontrado con una población con la sonrisa permanente en la cara sin importarles caminar descalzos y niños que todavía juegan con la bicicleta... ¡increíble, ¿no?! Y situaciones sociales y económicas a parte, tienen un país precioso en el que es muy fácil relajarse y ver pasar el tiempo desde una hamaca sobre arena blanca que hace daño a los ojos y contemplando el mar de un agua cristalina que deja ver hasta la criatura más ínfima debajo del mar.


Sokha Beach


La capital, Phnom Penh, era parada obligatoria en el viaje porque el vuelo llegaba a esta ciudad, otrora glamurosa y testigo de la vida de la época colonial. En un principio tampoco transmitía nada especial hasta que una compañera empezó a recomendar restaurantes y calles por las que pasearse. Por supuesto no debemos olvidar el país que estamos visitando y todas las penurias que su población ha pasado; que si la dictadura de Pol Pot llega a durar más tiempo, probablemente se quedasen con una población totalmente diezmada y sin infraestructuras. Una prueba de ello es la antigua S-21, un centro de tortura, interrogatorio y muerte que se ha convertido en muestra y museo de aquellos cuatro años de horror (1975-1979).


S-21 (Phnom Penh)


Los edificios de antaño que todavía se mantienen en pie le dan a Phonm Penh un encanto que no te esperas. Lo mejor es moverse en tuc-tuc con la gracia añadida que tiene regatear medio dólar por un kilómetro más o un kilómetro menos. El Palacio Real emana esa tranquilidad y espiritualidad de la cultura budista y es de visita obligada. Acordaos de evitar prendas demasiado cortas y escotadas por aquello del respeto. Yo elegí pantalón vaquero de toda la vida, como dice mi amiga Sabela; camisa blanca de algodón y oversize(lo mejor para el calor) y las sandalias Birkenstock ideales para caminar por la ciudad y al sol.


Royal Palace (Phnom Penh)


A la hora de comer recomiendo que despertéis un poco la vena solidaria y os paséis por uno de los centros de la ONG Friends. El restaurante que lleva el mismo nombre es a base de tapas. Está muy concurrido y lo más probable es que toque hacer cola en la puerta. Yo no tenía tiempo y opté por irme a otro restaurante, Romdeng, regentado por los mismos y cuyo servicio lo ofrecen alumnos de la escuela de hostelería. Es un poco más caro (sigue siendo barato para los cánones occidentales) y comes en una terraza llena de vegetación y súper agradable. Absténganse alérgicos al picante; la cocina local tiene toda cierto toque chili.


Cambodian cuisine at Romdeng (Phnom Penh)


Aunque no te hospedes en EL HOTEL de Phnom Penh, Raffles Hotel Le Royal, hay que visitarlo y tomarse una copa o un café. Durante los cinco últimos años de la guerra de Vietnam aquí se hospedaba parte de la prensa internacional. Se trata de un edificio colonial que todavía conserva todos los lujos de un pasado de película. ¡Ah!, el personal masculino lleva pantalones jodhpur… eso sí es viajar al pasado. Y esto es todo lo que da medio día en la capital de Camboya aunque siempre puedes pasearte por alguno de los mercados. Yo los pillé todos cerrados porque era festivo por el Año Nuevo Chino.


Phnom Penh downtown


De aquí a la bulliciosa Sihanoukville, tres horas y media en coche. Es recomendable dormir para evitar contemplar cómo el conductor pierde todos los puntos del carné de conducir en menos de media hora y ponerse tapones en los oídos o escuchar música para no volverse loco con el claxon que suena ininterrumpidamente. Llegas de noche y al día siguiente te despiertas sólo escuchando pájaros, grillos y el ruido del mar. Sales y el cielo es azul reflejado en esa agua cristalina y arena extremadamente blanca.


Sokha Beach


Dependiendo de lo activo que estés o de cuánto te guste ver las horas pasar desde la tumbona tienes varias opciones. Yo opté por la vida contemplativa desde la hamaca de la playa del hotel, Soka Beach, la mejor en unos cuantos kilómetros de línea de costa y fuera de todo tipo de vendedores ambulantes. Aunque si de verdad buscas la soledad, lo mejor es irse a una de las islas en medio del golfo de Tailandia y a una hora mínimo en barco. Yo elegí Koh Rong para una excursión de un día y creo que he descubierto el paraíso. Llegas al embarcadero que es a la vez el único centro “urbano” de toda la isla. Unos pocos bares, restaurantes y hostales sólo aptos para mochileros se amontonan unos sobre otros mirando a la única calle de la isla, la playa. Como no disponía de demasiado tiempo, caminé unos 20 minutos y me encontré con una maravilla de la naturaleza. Cinco kilómetros de arena blanca sólo interrumpida por algún turista que busca que no le molesten y el chiringuito chill out donde te invitan a una cerveza a cambio de que cantes una canción; pero todo muy en plan Robinson Crusoe. Sólo hay un pequeño grupo de bungalows camuflados entre los árboles y palmeras justo en la mitad del camino desde donde puedes seguir contemplando el ir y venir de las olas desde la sombra y tomando una cervecita.


Koh Rong island


Ahora ya estoy de vuelta en Shanghai envuelta en cinco capas porque esta ciudad nos ha recibido con mucho frío y la misma cantidad de humedad. Y aquí acabo de leer que ese paraíso recién descubierto, es el plató para el reality show Supervivientes de una cadena francesa.

Koh Rong island



I've abandoned you for a while lately. Consequences of Chinese New Year holidays. We're in the height of winter and here in Shanghai it comes quite hard, cold and humid. If you have one week of bank holidays between January and February, you don't think too much and you look for any location with nice weather, sun and a little spot of sand where you can be absent, relax yourself and do photosynthesis as vegetable for seven days. This was the time for Cambodia, though I didn't have great expectations. Excepto for Angkor Wat temples (I'm sorry but I have to postpone this visit for other future break because suddenly all the Chinese people around decided to go there and flights become prohibitive during holidays), I had rather heard bad comments about the South part of this country. Lots of poverty and sexual tourism. Poverty is real and it turns my stomach when you just see pass by a little six years-olded kid collecting used bottles and cans at bed time; or a little who arrives to any island around (still half sleepy in her mother's arms after one hour journey on a boat and, I guess, previously getting up at the crack of dawn to arrive at the pier on time) and strolls completely alone along the beach and the dock while her mum is working. Beyond that, I've met people with a permanent smile on their face without caring about waliking barefooted and children that yet played with bicycles... unbelievable, isn't it? Apart from the social and economic situation, they have a gorgeous country where it's very easy to get relaxed and see the time passes by from a hammock over some white sand that almost blinds your eyes and stare at the sea with a limpid water that let you see even the most negligible creature under the sea.


Sight from the hammock at Sokha Beach


The capital, Phnom Penh, was a compulsory stop in the trip because the flight arrived at this city, once glamourous and witness of the colonial times life. At first, it doesn't say too much until a colleague started to reccomend restaurants and streets to pass by. Of course we cannot forget where we are and all the scarcities its people has suffered; yet if Pol Pot's regime had been longer, probably the population would have got decimated and there would have been no infraestructures. One evidence is the formes S-21, a center of torture, interrogation and kill which is now turned into a museum about those four years of horror (1975-1979).


S-21 at Phnom Penh


The one-time buildings that yet exist give to Phnom Penh some stardust you'd never thought about. It's better to move by tuc-tuc with the added gift of bargaining half dollar for one kilometer more or one kilometer less. The Royal Palace gives out that peace and spirituality of Buddhism and, of course, it's an obligation to visit it. Remember to avoid very short and low-cut garments. I chosed a pair of classic jeans, white cotton oversized shirt (the best for hot weather) and Birkenstock sandals, a great choice to walk around the city and under the sun.


Royal Palace (Phnom Penh)


For lunch I reccomend you to awake your caring side and stop by one of the centers owned by NGO Friends. The restaurant with its same name offers tapas. It's crowded and most propably you will have to cue for a while. I didn't have enough time and I chose other restaurant, Romdeng, run by the same NGO and whose caitering is offered by the students from its culinary arts school. It's a little bit pricier (still cheap for western canon) and you enjoy your meal at a terrace full of vegetation and super nice. Those with allergies to hot spicy food refrain from this cuisine; local cookery all has certain chilli touch.


Cambodian cuisine at Romdeng (Phnom Penh)


Though you're not lodging at THE HOTEL of Phnom Penh, Raffels Hotel Le Royal, you must pay a visit and have a drink or a coffe. During Vietnam War last five year (1970-1975), an important part of the international press was staying here. It's a colonial building that still preserves all the past opulences like in the movies. Ah!, the male staff wear jodhpur pants... and that's a journey back to the past. So this is what half a day lets you do in Cambodia's capital, yet you can always show up at some of the markets. I found them all closed due to the Chinese New Year festivity.


Raffels Hotel Le Royal (Phnom Penh)


From here to bustling Sihanoukville, three hours and a half by car. I really recommend you to get asleep in order to avoid watching how the driver looses all his driving license credits in less than 30 minutes; also seal your ears with plugs or listen to your own music to not get crazy with the non-stopping horn. You arrive at night and next day you wake up listening to birds, crickets and the sea sound. You step out and see the blue sky which is reflected on that crystalline water and extremely white sand. 


Sokha Beach


Depending on how much active you are or how much you like just see the hours pass by from the hammock, you have different options. I chose a contemplative position from the hammock at the hotel beach, Sokha Beach, the best sand surface of many kilometers of seaside and out of all the beach peddlers. But if you're really looking for solitude, the best choice is to move to one of the islands in the middle of the Gulf of Thailand via one hour by boat, minimum. I took Koh Rong for one-day trip and I believe that I've discovered paradise. You arrive at the pier, which is at the same time the only "city" center in the whole island. A few bars, restaurants and backpackers' guesthouses crowd together facing at the only street in the island: the beach. As I did not have too much time, I walked for 20 minutes and I found in front of my face a wonder of nature. Five kilometers of white sand only interrupted by some tourist looking for nobody bothers, and the chill out beach bar where you are treated to a free beer if you sing a complete song; but everything is very Robinson Crusoe style. There is only a little group of bungalows camouflaged on the trees and palm trees right in the middle of your way; you can sit there on the bar and keep gazing the come and go of waves, drinking a beer and protected by the shade.


Koh Rong island


Now I'm already back in Shanghai, wrapped in five layers because this city has welcome us with lots of cold and the same amount of humidity. And here I've just read about that recent-discovered paradise is the set for Survivors reality show in a French TV network


Royal Palace (Phnom Penh)

Royal Palace (Phnom Penh)

Royal Palace (Phnom Penh)

S-21 (Phnom Penh)

Sihanoukville sunset

Koh Rong island

Koh Rong island

Koh Rong island

Koh Rong island

Koh Rong island

Things at Koh Rong island

Koh Rong island

Koh Rong island

Socks on arrival at Shanghai... it's f***cking freezing here!

Credits: Jeans (Pull & Bear), shirt (Zara), sandals (Birkenstock), bag (Céline), sunnies (Pull & Bear), short (Pull & Bear), tee (Zara), flip flops (Havaianas), shopping bag (Pull & Bear).

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